Un mundo eterno (y además, con eterno retorno)
Todas las cosmovisiones antiguas (formas de concebir cómo es el universo): en Egipto, Babilonia, India, China, Grecia, etc. eran “panteístas”: Dios y la Naturaleza serían lo mismo. Y en vez de un Dios podría haber muchos dioses, que no serían creadores del mundo, pues éste es considerado eterno, sin principio ni fin.
Si según esos panteísmos, el mundo siempre ha existido y
siempre existirá, y, como hay unas leyes físicas, las configuraciones nuevas de
los elementos del mundo no podrán ser infinitas: de ahí se deduce que el
tiempo tiene que ser cíclico, es decir los sucesos se van a repetir
infinitas veces, como se han repetido infinitas veces antes. Ese es el
eterno retorno. El año final de un ciclo cósmico era llamado
El Gran Año.1
Incluso los filósofos griegos caen en lo
mismo: Platón habla del traqueteo (ruido y temblores espantosos) de la máquina
del universo, cada vez que empieza un nuevo ciclo temporal (o Gran Año).
Aristóteles en su “Política” afirma que las artes y ciencias que han dado lugar a tanto confort, han sido conseguidas infinitas veces en ciclos anteriores2, y después, en las épocas de decadencia, han sido olvidadas otras infinitas veces. Cuando Esteban Tempier, Obispo de París, en 1277, prohibió esa doctrina, en la Sorbona se hablaba hasta de la duración del ciclo cósmico: 36,000 años. 3
El tiempo lineal cristiano
Pero
un pequeño pueblo, el judío, hacia el siglo XV antes de nuestra era, fue
contra corriente y afirmó que el universo no era divino ni eterno, que no era la
consistencia misma, que no era el Ser Absoluto, sino algo contingente, con un
principio y un fin.: "Bereschit bara Elohim." ..."Al principio Dios
creó los cielos y la tierra.. ." Sólo el cristianismo (y de modo muy especial la
Iglesia Católica), ha enseñado y hecho cuestión de estado esta doctrina de la
creación del mundo a partir de la nada4, exigiendo a sus fieles tomarla al
pie de la letra. Judíos y musulmanes, con religión mucho menos centralizada y
organizada, han tendido a pasar por alto la creación de la nada, y sus fieles
más cultos la interpretan muchas veces como una alegoría, un recurso pedagógico
para explicar la sumisión del mundo a Dios, sin pretensiones de objetividad.
Un mundo creado por Dios es creatura, no tiene esferas divinas, ni sus astros son tampoco divinos, al revés de lo que decía Aristóteles. Por eso el mundo – astros incluidos- es comprensible, manejable, y cumple unas leyes que le ha dado el Creador. El tiempo es lineal, porque ha empezado, y terminará, como dice la revelación y como sucede ya, para cada hombre, a la hora de la muerte. Un mundo así admite progreso indefinido, o estancamiento, o retroceso. En él el hombre es capaz de elaborar una física creíble y una moral natural, a través de la cual puede recibir mandatos de un poder superior.
A San Agustín, en el siglo IV, fieles inquietos ante el dogma cristiano le hicieron la pregunta: ¿Qué hacía Dios antes de crear el mundo? La respuesta común era “Preparaba el infierno para los que hacen esa pregunta”. San Agustín no estaba de acuerdo con esa irónica respuesta. Advirtió la dificultad de la pregunta, que suponía que el tiempo existía antes que la creación. Y respondió que la creación no era sólo de la materia, sino también del tiempo. No había un “antes de la creación”.Con el descubrimiento de Aristóteles en la Edad Media, la eternidad del mundo y el eterno retorno estaban arraigando de nuevo en la intelectualidad cristiana, tanto como en la judía y en la musulmana, cuando el Obispo de París Esteban Tempier, en 1277, publicó un edicto en que condenaba la doctrina de la eternidad del mundo (opuesta a la doctrina de la creación a partir de la nada), el eterno retorno (no se podía admitir que Jesucristo hubierese sido crucificado infinitas veces), la influencia decisiva y determinante de los astros en el comportamiento humano (Astrología fuerte), la falta de libertad humana y hasta divina (fatalismo, todo lo que sucede “estaba escrito”).
“Para condenar el sistema del Gran Año como una monstruosa superstición y extirparlo, fue indispensable la Cristiandad”, dice Pierre Duhem5, que además considera que ese edicto es el acta de nacimiento de la ciencia moderna.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), respondiendo al sentir de algunos inquietos (como en tiempo de San Agustín) que se preguntaban por qué se había suplantado la doctrina de Aristóteles por la de la creación, escribió un pequeño libro titulado De Aeternitate Mundi contra murmurantes (De la eternidad del mundo contra los murmuradores). Arguye que Aristóteles pensó así porque por la ciencia no es posible saber si el mundo ha empezado a existir o es eterno, cosa que los cristianos sabían por la Revelación divina.
En la concepción filosófica inmanentista (o idealista), nuevo panteísmo de la filosofía moderna a partir del siglo XVII, se admite de nuevo el eterno retorno, y no sólo como hipótesis provisional de trabajo. Hume habla de eternos períodos que se repiten sin cesar6. Para Kant, el tiempo infinito necesita el Gran Año7. Nietszche fue claro en admitir el eterno retorno, y lo aceptó como “una forma europea de budismo”8. En un mundo sujeto a una repetición implacable, volvería a sucerder lo mismo de antes, sin que nadie pudiera evitarlo. Un mundo así no admite el progreso: todo progreso será tarde o temprano seguido por un retroceso.
De hecho la creencia en un Universo eterno, renació y hasta fue considerada como “cosa demostrada” por la ciencia, hasta le primera mitad del siglo XX.
Albert Einstein (1879-1955) y la Teoría de la Relatividad
Albert Einstein nació en Baviera, en el seno de una
familia judía alemana de posición modesta. Estudió Primaria en su tierra natal.
Luego su familia pasó a Italia. Albert no mostraba aptitudes especiales, hasta
parecía un poco retardado. Luego, en Suiza, estudió en el Politécnico de Zurich.
Al terminar sus estudios, entró a trabajar en la Oficina de Patentes de
Berna, donde pudo estar al tanto de los inventos que se patentaban en Suiza. Fue
eficaz y discreto en su trabajo, y además aprovechó todos sus ratos libres para
estudiar física y matemáticas, y sobre todo, para elaborar su teoría de la
Relatividad Especial. Afortunadamente su laboratorio consistía en lápiz, papel,
y su poderosa cabeza. También algunos libros.
En 1905 (a los 26 años),
publicó tres trabajos que le hicieron famoso. Uno de los tres, fue la
Relatividad Especial, que mejoraba las predicciones de la mecánica de Newton en
los casos en que esa fallaba (cuando había velocidades comparables a la
velocidad de la luz), e integraba la electrodinámica a la mecánica.. La
velocidad de la luz es una constante para todos los sistemas, se muevan o no
respecto a la fuente luminosa.
La bomba atómica, una demostración brutal de la Relatividad Especial
Hiroshima. Hongo de 20 km de altura, producido al
estallaruna bomba atómica de 15 kilotones.
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9 de agosto de 1945. Hongo atómico que se formó sobre Nagasaki. De sus 286 mil habitantes, murieron 74 mil; heridos graves, 75 mil. |
Una ecuación obtenida en la Relatividad Especial dice: E= m x c2. O sea, energía igual a masa por cuadrado dela velocidad de la luz. En cualquier reacción química donde se pierda masa, aparece una producción de energía. En el caso de la desintegración del uranio, esta energía se ha producido, intencionalmente, en forma de bomba atómica. Como ha dicho Benedicto XVI, al hombre no le basta la razón, necesita la Revelación de Jesucristo para comportarse moralmente. Si no, al final “no sabe para quién trabaja”, para el bien o para el mal..
Max Planck hace contratar a Einstein
En 1914, Einstein pue contratado para investigar en el Instituto Prusiano de Ciencias, en Berín, donde trabajó hasta 1932. Lo hizo contratar Max Plank, el científico número 2 del siglo XX, autor de la teoría de los cuanta (aunque él mismo no creía que fuese verdadera, pero resolvía un problema práctico). Planck, de carácter muy noble, sin temor a que Einstein le pudiera hacer sombra, tenía una familia monógama y estable, bien constituida (no así Einstein), no rendía culto a Dios, pero sí a la verdad y a la Ciencia Alemana, con mayúscula. Porque cuando no se da el debido culto a Dios, se da culto a otras cosas, tal vez buenas, y hasta muy buenas, pero secundarias. En la vejez, el balance de Planck sobre su propia vida arrojaba fracaso: dos guerras perdidas por Alemania, su familia se desahacía, por el paso de los años; un hijo, fusilado por tomar parte en una conspiración contra Hitler... Después de la guerra, Planck quedó en la Alemania ocupada por los rusos, con las humillaciones que esto suponía para él. Entonces se hizo católico, según cuenta Stanley Jaki, que conoció a un sacerdote que lo había confesado.9 La prensa comunista lo negó. Pero Jaki es de mucha confianza, mientras los comunistas mienten por sistema.
La Relatividad General
En 1915 (a los 36 años de edad) publicó la teoría de la
Relatividad General. Es ésta mucho más revolucionaria que la Especial. Según
ella, el universo no es infinito, es finito pero ilimitado...viajando a la
velocidad de la luz, le daríamos la vuelta en 20,000 millones de años. El tiempo
es un subproducto de la materia: sin matería no habría tiempo, algo muy parecido
a lo que había dicho San Agustín.
La Relatividad Especial usa las
matemáticas aprendidas por Einstein en el Politécnico de Zurich de fines del
siglo XIX, similares a las que tratamos de hacer aprender a los alumnos de
Ingeniería de la Universidad de Piura. En cambio, en la Relatividad General, el
salto es enorme: las matemáticas son tensoriales: tensores de Riemann,
tensores de Ricci... que Einstein aprendió con la ayuda de un matemático que
puso a su lado el Instituto: Grossman, amigo de Einstein desde sus años en
Zurich, y excelente matemático, justo lo que Einstein necesitaba.
En las 10 ecuaciones iniciales de la Relatividad General, se maneja el Universo como una sola entidad, que comprende todas las cosas existentes, y tiene una masa finita y un radio mensurable. Se deduce también que el Universo es dinámico: o se expande o se contrae, como un globo de jebe que se hincha o desinfla. Dado que Einstein creía que el Universo, como conjunto, debía ser estable (tal como enseñan las filosofías panteístas, que convierten el Universo en Dios), hizo una corrección a sus ecuaciones, añadiéndoles un término que llamó la constante cosmológica, para que corrigiera la expansión o contracción, corrección de la que más tarde se arrepintió amargamente.
Que el tiempo se expande o contrae, se deduce de “experimentos mentales”
Que el tiempo de un móvil es distinto visto por un obsevador quieto, lo dedujo Einstein mediante uno de sus experimentos mentales: un vagón se mueve con movimiento rectilíneo y uniforme. Dentro de él, un rayo de luz rebota en un espejo horizontal en el piso y sube hasta el techo, donde rebota también en otro espejo, regresando al piso y repitiendo indefinidamente este movimiento. Cuando el rayo toca el espejo del piso se emite una señal A al exterior.
Un observador quieto fuera del vag ón recibe las señales A. Como él ve al rayo no subiendo y bajando verticalmente, sino recorriendo una línea quebrada en zig-zag, siendo la velocidad de la luz la misma que dentro del vag ón, se deduce que las pulsaciones A están retrasadas, es decir el tiempo en el vagón en marcha es más lento, visto desde fuera del vagón, que el del reloj en reposo.
En la Relatividad General, el tiempo también fluye más lentamente cuando hay un campo gravitatorio, o cuando se produce una aceleración. Una aceleración equivale a un campo gravitatorio, según Einstein: una persona en caída libre en el espacio, no estaría sujeta a la gravedad, sería ingrávida.
Otro experimento mental: a la izquierda se ve el esquema de un ascensor , en un espacio sin gravedad, que acelera hacia arriba, produciendo un campo gravitatorio en el interior. Un rayo de luz, encima de la cabeza del ascensorista, atraviesa de izquierda a derecha. Visto desde el exterior (desde el reposo) su trayectoria se ve horizontal (línea a trazos). Pero el ascensorista la ve inclinada, y en forma de parábola. Como la velocidad de la luz es constante, el tiempo del ascensorista se dilatará. Igual pasa en los campos gravitatorios, donde los relojes también se atrasan. |
Desde 1915 se sabía que el tiempo, según la Relatividad General. se retrasa
cuando se sufren fuertes aceleraciones (o se está en un campo gravitatorio).
Pero fue tomado a broma durante años hasta por los físicos.
Se comentó el
paradójico episodio imaginario llamado la paradoja de los gemelos:
supongamos dos hermanos gemelos A y B; A sale de la Tierra en un cohete, y
acelera de forma que rápidamente su cohete viaja al 80% de la velocidad de la
luz. En 5 años llega a la estrella α de Centauro, a 4 años luz de la Tierra (la
estrella más próxima), entonces frena, y emprende el regreso. A los 10 años de
haber salido, llega de regreso a la Tierra donde su hermano B lo recibe: Cuando
se encuentran A ha envejecido 10 años, pero B ha envejecido 20.10 Esto es difícil de seguir y de
entender. Pero hay ahora comprobaciones empíricas de la contracción y dilatación
del tiempo: el GPS, como veremos.
Primeras comprobaciones empíricas de la Relatividad
1919: Eddington viajó a aprovechar un eclipse solar para tomar fotos en la isla Príncipe, desde donde el eclipse era visible. Tomó 16 fotos, pudiendo comprobar que los rayos luminosos son atraídos por el Sol, como preveía la ´Relatividad General. Eddington, gran conocedor de la Relatividad, escribió el primer texto pedagógico sobre ella, que actualmente se sigue usando. Cuáquero, solipsista, y era además un caballero.
Un periodista le preguntó: ¿Dicen que Vd. es de los tres hombres que entienden la Relatividad?. Eddington quedó pensativo, y después de un rato respondió con otra pregunta: ¿Quién es el tercero?
El Perihelio de la órbita de Mercurio era un valor medido con precisión, que la mecánica newtoniana calculaba pero daba mucho error. La Relatividad General permitió calcularla con una aproximación de casi 100 por 100.
Ahora, el GPS (“Global Positioning System”)
Añadiendo un GPS a ciertas cámaras digitales, las fotos salen con la longitud y la latitud geográficas. |
El “Global Positioning System” usa una red de 24 satélites a una altura de 20,000 km, que dan una vuelta a la Tierra cada 12 horas. Siempre hay 4 o más (y máximo 12) en el horizonte de cualquier lugar de la tierra. Llevan un reloj atómico con precisión de un nanosegundo. Un receptor de GPS puede estar en la palma de la mano, o instalado en un auto, en un barco o en un avión. Recibe las señales de 4 satélites y puede identificar de qué satélite son y cuál es la posición en el espacio de dicho satélite. Por la hora en que se ha emitido la señal en el satélite, el receptor sabe a qué distancia está, y con tres señales puede triangular, calculando la posición del receptor (longitud geográfica, latitud, y altura sobre el nivel del mar), La cuarta señal de satélite también cumple una misión importante. El receptor puede saber su posición con precisión hasta de menos de un metro.
El tiempo de los relojes del satélite está sujeto a dos efectos
relativistas. Por estar en movimiento respecto a la Tierra, parece retrasar 7
microsegundos por día (según la Relatividad Especial); Pero por estar fuera del
campo gravitatorio terrestre, adelanta 45 microsegundos (según la Relatividad
General). En definitiva, adelanta 45-7=38 microsegundos. Para que no se
note, los relojes de los satélites se calibran para que retrasen 38
microsegundos por día, de forma que sus pulsaciones, cuando están en órbita,
coinciden con las de los relojes de tierra. Sin la Relatividad no hubiera sido
posible el GPS. Con ella, y tras muchos ensayos desde 1960 y un gasto de 12 mil
millones de dólares, a fines de la década de los 1990 el sistema estuvo
operativo.
Actualmente, las versiones comerciales (para guiar autos,
navegación aérea y marítima, controlar camiones, aplicaciones antirrobo) se
están haciendo comunes. Una aplicación todavía no muy conocida es el
GPS diferencial. Consiste en una estación fija “madre” M, cuyas
coordenadas geográficas (longitud, latitud, altura sobre el nivel del mar) son
muy bien conocidas y son revisadas cada año; M evalúa sus datos actuales,
recibidos con su propio GPS, y los compara con los valores “verdaderos”.
Cualquier diferencia es enviada vía ondas a los GPS “hijos” H, que corrigen sus
valores en la misma cantidad. Así, el GPS diferencial de la Universidad de Piura
puede hacer trabajos topográficos desde Tumbes hasta Chiclayo, y los ha hecho
con rapidez y éxito. Se consiguen precisiones menores que el milímetro.
Impacto científico y filosófico de Einstein
La obra de Einstein lo sitúa como uno de los mayores genios de la humanidad. Recibió el Premio Nobel de Física el año 1921, concedido por uno de sus trabajos menores del 1905 (porque todavía no había suficiente comprobación empírica de las Relatividades).
Einstein había leído, en su juventud, la Crítica de la razón pura, de Kant, que enseñaba que no conocemos de las cosas, sino nuestro concepto de ellas, producido por nuestro intelecto. El concepto de Universo, pensado como la totalidad de las cosas materiales existentes, lo calificó Kant de un concepto bastardo, producto de las erradas cavilaciones metafísicas del hombre, y sin correspondencia en la realidad. Por lo mismo, las pruebas de la existencia de Dios de Santo Tomás, que, según Kant, usan el Universo como un todo en el razonamiento, fueron descalificadas por él. De hecho negó, en sus obras, todo crédito a la Teología Natural.
Einstein también había leído a Mach, un físico y filósofo positivista, que pensaba que sólo conocíamos nuestras sensaciones. Einstein rompìó abiertamente con el positivismo de Mach, y también rompió (no tan abiertamente), con Kant: en la Relatividad General, rehabilitó el concepto de Universo que, en la física relativista, era manejable.
Einstein eligió una vía intermedia entre el idealismo y el
empirismo: conocemos las cosas de forma imperfecta, construimos conceptos para
conocerlas, que son parcialmente para nuestro uso, pero que, aunque no
perfectamente, nos muestran las cosas que queremos conocer. Esta vía se llama
Realismo Moderado, y es justamente la filosofía de Santo Tomás de Aquino (y la
de las 5 vías o 5 pruebas de la existencia de Dios de Santo Tomás).
Las
conclusiones científicas, según Einstein, son invenciones libres de la mente
humana11 (en eso también abandona a
Kant) que deben ser sometidas al control de los resultados experimentales,
pudiendo ser verdaderas o falsas.
En cierto momento, los materialistas temieron que Einstein rehabiltara ostentosamente la Teología Natural. Pero eso no se produjo: Rehabilitó la noción de Universo, pero siguió prisionero de la prohibición kantiana de levantar la mirada hacia Dios.
Gran admirador del mundo físico, Einstein explicó muy bien el
inicio del ascenso de la mente a Dios a través de su visión del mundo físico:
“ ... pienso que la comprensibilidad del mundo es un milagro o un eterno
misterio. Pues con seguridad uno esperaría que el mundo fuera caótico, en vez de
ser penetrado por el pensamiento: que podría tener leyes, sólo si lo tomamos en
forma ordenada, como cuando tomamos las palabras en orden alfabético. Pero la
clase de orden que se muestra por ejemplo, en la teoría de la gravitación de
Newton, es totalmente diferente. Aunque los axiomas de esa teoría hayan sido
puestos por el hombre, el éxito de tal proceder supone en el mundo objetivo un
alto grado de orden, que de ningún modo esperaríamos ‘a priori’. En esto
consiste el ‘milagro’ que se hace más y más evidente a medida que nuestros
conocimientos aumentan”
...”Y ahí está el punto débil de los positivistas y
de los ateos profesionales, que están felices pensando que han vaciado el
Universo no sólo de lo divino, también de lo milagroso. Curiosamente, tenemos
que resignarnos a reconocer el “milagro”, sin tener modo de llegar más lejos.
Tengo que añadir lo último explícitamente, para que no piensen que con los años
me he debilitado hasta caer en manos de los sacerdotes.”
(Carta a
Solovin)12
No tuvo modo de llegar más
lejos por hacer caso y obedecer a la prohibición dada (por decreto filosófico)
por Kant. Al final, se complicó y se escudó en la filosofía de Baruch Espinoza,
un judío holandés del siglo XVII, filósofo panteísta sin interés y de segunda
línea, regresando a la idea de un Dios impersonal, o sea, todo sería
Dios.
Este orden de que habla Einstein es, entre otras cosas, ordenación de
medios a fines, o sea el ojo es un medio para que podamos ver, como dijo
Aristóteles (y muchos otros) .
Vesto Slipher (1875-1969) , astrónomo norteamericano, obtuvo,
en 1912, 41 espectros de la luz enviada por galaxias exteriores a la Vía Láctea,
de las cuales 31 presentaban desviaciones hacia el rojo del espectro de
hidrógeno. Se podía interpretar como una huida de las galaxias, alejándose de
nosotros.
Al objeto de explicar este movimiento de huida de las galaxias,
Georges Henry Lemaître (1894-1966), astrónomo y sacerdote belga, entre 1927 y
1931, conocedor de los trabajos de Slipher y muy versado en la Relatividad
General de Einstein , desarrolló las ecuaciones, y éstas le llevaron a la
Hipótesis del Átomo Primitivo:
retrocediendo en el tiempo, las gigantescas agrupaciones de estrellas que
llamamos galaxias, iban convergiendo hasta hallarse juntas en cierto momento. El
universo habría tenido mucho tiempo atrás un estado singular de espacio y
tiempo, con elevada condensación de toda la materia y la energía existentes, y
temperatura y densidad altísimas. A partir de dicho estado inicial, el Universo
se habría iniciado en el Trueno de una Gran Explosión (más adelante
llamado el Big Bang).
El primer trabajo de Lemaître fue redactado en 1927. Lo envió a Eddington, científico británico que había sido su profesor de Astronomía, pero Eddington no le dio importancia y lo archivó.
Edwin Hubble, en 1929, descubrió la famosa Ley de Hubble:
“Las galaxias se alejan de nosotros con velocidad proporcional a su
distancia”. Eddington buscaba una teoría que diera una explicación
teórica de dicha ley y sólo había la de Lemaître. A Eddington, como a Einstein,
no le gustaba el universo en expansión, pero los datos experimentales lo exigían
y entonces la hizo publicar en la revista Nature (en 1931). Se titulaba
“El comienzo del mundo desde el punto de vista de la Teoría Cuántica”. De ella
se ha dicho que es “la carta magna del Big Bang”.13
El 10 de mayo de 1930 Eddington dio una conferencia ante la Real Sociedad, y en ella informó sobre el trabajo de Lemaître: se refirió a la “contribución decididamente original avanzada por la brillante solución de Lemaître”, diciendo que “da una respuesta asombrosamente completa a los diversos problemas que plantea la cosmogonía de Einstein14”.En la conferencia que Eddington pronunció el día 7 de septiembre a una multitud, refirió a la hipótesis de Lemaître como una idea fundamental para comprender el universo. El día 9, en el Observatorio de Harvard, se pidió a Eddington y Lemaître que explicasen esa teoría.
(...) El innegable mérito del sacerdote belga
(...) radica en que tuvo mucha más fe que Einstein (y que Hubble, añadimos
sacándolo de otras fuentes) en el modelo dinámico del Universo.15
Cuando Lemaître le expuso su teoría del origen del Universo a Einstein, éste le comentó: Eso recuerda demasiado al Génesis, ¡se nota que que es usted sacerdote! .16 La teoría sentó mal a Einstein, pero sentó aún peor a muchos materialistas y agnósticos, acostumbrados al “mundo eterno”, que se movilizaron en contra de muchas maneras.
En Rusia, el gobierno comunista no dejó entrar libros que hablaran del Big Bang, ni traducirlos, hasta 1956. La doctrina marxista-leninista de la infinitud y eternidad del Universo constituía el axioma originario y fundamental de la cosmología soviética. Negar o preterir esta tesis llevaría a una actitud, decían, que no tendría nada que ver con la ciencia.
En Occidente el estupor materialista se expresaba, entonces,
con franqueza. Veamos sólo una muestra:.
“...los espíritus científicos
prefieren admitir que se les escapan algunos aspectos del universo (lo que, por
desgracia, es una gran verdad), capaces de cerrar el ciclo de las
transformaciones de la materia, antes que considerar los acontecimientos
en una cadena rectilínea, cuyos dos extremos estén suspendidos lamentablemente
sobre el vacío” (Couderc, notable astrónomo francés,1947;17).
“Desde hace unos 20 años, es preciso confesar que los descubrimientos astronómicos nos han alejado mucho más todavía del ideal estacionario que yo ansiaba tan vivamente. Apenas es necesario decir que un universo en expansión es precisamente lo contrario a un mundo estacionario. Dejo a otros el cuidado de decidir si el universo observado es o no ‘racional’. Me parece un tanto ridículo afirmar, como se ha hecho, que la creencia en los universos oscilantes es la única digna de una racionalista”. (Couderc, 1950;18).
“De acuerdo con el pensamiento del Oriente milenario y el pensamiento griego antiguo, la física y la astronomía moderna nos ofrecen actualmente un mundo eterno, sin comienzo ni fin, que evoluciona en equilibrio estadístico. El autor, en su teoría de los ciclos cósmicos, muestra como las evoluciones de las galaxias, de las estrellas y de los átomos están estrechamente asociadas, en períodos de algunos miles de millones de años. La expansión actual del Universo no es más que una fluctuación estadística de nuestro propio Universo”. (Dauvillier, astrónomo francés muy conocido, 1963;19).
Tresmontant hace notar que, efectivamente, tales teorías se podían apoyar en el pensamiento oriental o griego, pero no en el cristiano. Tal vez por eso la física y la astronomía han podido desarrollarse y llegar a la madurez sólo en un medio cristiano. Y desde el punto de vista científico, las teorías susodichas estaban ya tan fuera de lugar como las expresiones soviéticas.
Einstein se reconcilia con Lemaître
“Las relaciones de Lemaître con Einstein mejoraron más tarde.
La primera aproximación vino a través de los reyes de Bélgica, que se
interesaron por los trabajos de Lemaître y le invitaron a la corte. Einstein
pasaba todos los años por Bélgica para visitar a Lorentz y a De Sitter, y en
1929 encontró una invitación de la reina Elisabeth, alemana como Einstein, en la
que le pedía que fuera a verla llevando su violón (era una afición común a la
reina y a Einstein). Esa invitación fue seguida por muchas otras, de modo que
Einstein llegó a ser amigo de los reyes. En una conversación, el rey preguntó a
Einstein sobre la famosa teoría de la expansión del universo, e inevitablemente
se habló de Lemaître; notando que Einstein se sentía incómodo, la reina le
invitó a improvisar, con ella, un dúo de violón. Ya llovía sobre
mojado.
“Otra aproximación se produjo en 1930, en una ceremonia en Cambridge,
donde Einstein se encontró con Eddington. De nuevo salió en la conversación la
teoría del sacerdote belga, y Eddington la defendió con entusiasmo.
“
Einstein tuvo varios años para reflexionar antes de encontrarse de nuevo
personalmente con Lemaître, en Estados Unidos. Lemaître había sido invitado por
el famoso físico Robert Millikan, director del Instituto de Tecnología de
California. Entre sus conferencias y seminarios, el 11 de enero de 1933 dirigió
un seminario sobre los rayos cósmicos, y Einstein se encontraba entre los
asistentes. Esta vez, Einstein se mostró muy afable y felicitó a Lemaître por la
calidad de su exposición. Después, ambos se fueron a discutir sus puntos de
vista. Einstein ya admitió entonces que el universo está en expansión; sin
embargo, no le convencía la teoría del átomo primitivo, que le recordaba
demasiado la creación. Einstein dudó de la buena fe de Lemaître en ese tema, y
Lemaître, de momento, no insistió.
“En mayo de 1933, Einstein dirigió algunos seminarios en la
Universidad Libre de Bruselas. Al enterarse de que Hitler había sido nombrado
Canciller de la República Alemana, fue a la Embajada alemana en Bruselas para
renunciar a la nacionalidad alemana y dimitir de sus puestos en la Academia de
Ciencias y en la Universidad de Berlín. Einstein permaneció varios meses en
Bélgica, preparando su porvenir de exiliado. En esas circunstancias, Lemaître
fue a verle y le organizó varios seminarios. En uno de ellos, Einstein anunció
que la conferencia siguiente la daría Lemaître, añadiendo que tenía cosas
interesantes que contarles. El pobre Lemaître, cogido esta vez por sorpresa,
pasó un fin de semana preparando su conferencia, y la dió el 17 de mayo.
Einstein le interrumpió varias veces en la conferencia manifestando su
entusiasmo, y afirmó entonces que Lemaître era la persona que mejor había
comprendido sus teorías de la relatividad.
“De enero a junio de 1935,
Lemaître estuvo en Estados Unidos como profesor invitado por el Instituto de
Estudios Avanzados de Princeton.20 Y en Princeton vio por última
vez a Einstein”.
¿El dedo de Dios?
Sir Edmund Whittaker (1873-1956), matemático inglés cuyos libros se siguen vendiendo, ahora en Internet, siendo así que tienen más de cien años, estudiando el Big Bang, se convirtió al catolicismo en 1930. Había dicho: Cuando se estudian los orígenes del mundo, uno se tiene que hacer católico. En 1946, publicó el libro Space and Sprit (Espacio y Espíritu), donde analizaba con gran maestría los datos obtenidos del Universo por diversos métodos que eran convergentes, y se refirió al Big Bang como la creación. En otra ocasión dijo: Nunca pudo combatirse seriamente el dogma de la creación más que afirmando que el mundo ha tenido que existir desde toda la eternidad, en un estado más o menos semejante al actual; pero hoy, ante los hechos, nadie puede expresarse así.21
En 1946, el brillante físico teórico George Gamow, ruso que vivió y trabajó en los Estados Unidos, prosiguió el trabajo de Lemaître. En un libro titulado “La Creación del Universo”, muy difundido en su momento, que trataba del Big Bang. A partir de ese libro, sus colaboradores Bethe y Herman, dedujeron que las radiaciones producidas en la primera explosión (el Trueno de Lemaître, que luego se llamó el Big Bang) deberían estar llegando a nosotros, dada la curvatura del espacio, desde todos los puntos del firmamento (excepto los ocupados por astros, que actúan como pantalla). Pero que con el transcurso del tiempo y la adecuación a un espacio cada vez mayor, se habrían “enfriado” mucho y tendrían un espectro de frecuencias igual al de la radiación de un cuerpo negro a 3 grados K (3 grados Kelvin o absolutos; equivalentes a 270 grados centígrados bajo cero). Esta radiación sería lo que llamaron “rumor del primer estallido”, o “ruido de la creación”, o “radiación del fondo”. Que se hablara del ruido de la creación como de algo mensurable hoy día, molestó a algunos. Para calmarlos, Gamow dijo, quizás en broma, que habían hablado de creación en el sentido de creación de la moda de París (la respuesta evasiva, sugiere sin embargo un Diseñador). Gamow fue capaz de calcular los porcentajes de algunos elementos químicos formados desde el Big Bang a partir del hiodrógeno, datos que pudieron ser comparados luego con los experimentales.
En 1948, tres científicos ingleses, Hoyle, Bondi y Gold, desarrollaron la Teoría del Estado Estacionario para ofrecer una alternativa al Big Bang, que fuera más conforme con el universo eterno en boga. Fred Hoyle, hijo de padres comunistas, pensaba que el universo había existido siempre. Y siempre igual a sí mismo, en expansión, porque, según su teoría, nacía hidrógeno de la nada continuamente, y por ello el universo se expandía.
En 1951, el Papa Pío XII hizo un discurso ante la Academia Pontificia de Ciencias, titulado Las pruebas de la existencia de Dios a la luz de la ciencia natural moderna. Asistieron también científicos invitados que no eran de esa Academia. Sin nombrar ni a Lemaître ni a Whittaker, pero en un discurso al parecer redactado por este último, habló de la teoría del Big Bamg en formación con entusiastas palabras. Parece como si la ciencia moderna, al saltar de golpe millones de siglos, hubiese podido asistir a aquel primordial “Fiat lux”, cuando de la nada estalló, con la materia, un haz de luz y de radiaciones...22 A alguno de los asistentes le sentó mal ese estilo (entre ellos a Stephen Hawking). Era un estilo entusiasta, más propio deWhittaker que de Lemaître, el cual redactó para el Papa otro discurso, para la siguiente ocasión que hablara sobre el tema, que tuviese menos cariz religioso.
Se descubre la Radiación del Fondo, 1964
Los científicos norteamericanos Arnold Penzias y Robert Wilson, seguían el eco de los satélites artificiales con una gigantesca antena metálica en forma de cuerno. Luego usaron la antena como radiotelescopio, y captaron una débil señal como ruido de fondo, que pensaron que era o un defecto de sus instrumentos, o bien producido por pájaros que acostumbraban a entrar en la antena. Pero no era ninguna de las dos cosas: era una radiación, de espectro de un cuerpo negro a 3 grados K, exactamente lo previsto por Gamow. Llegaba, en forma isotrópica, de todas partes del universo.
Antena usada por Penzias y Wilson en 1964, cuando
descubrieron la radiación de fondo.
Este descubrimiento fue la primera comprobación experimental, distinta de la fuga de las galaxias, de un hecho previsto por la hipótesis del Átomo Primitivo ( o del Big Bang). Los astrónomos, unos de grado y otros no tanto, se adhirieron a la hipótesis del Big Bang. Luego, las comprobaciones se han hecho comunes.
Penzias y Wilson recibieron, por su descubrimiento, el Premio Nobel en 1965.
Un cosmólogo, George Smoot, de la Universidad de Berkeley, con un equipo científico notable, ha dedicado 20 años de su vida al estudio de la radiación de fondo, usando al principio globos con telescopio, luego aviones U2, y finalmente el satélite Cosmic Background Esplorer (COBE). En 1992 pudo mostrar un gráfico sobre cómo sería el universo en los 300 mil años de su existencia, o sea hace 13,200 millones de años, al producirse la radiación de fondo. Las pequeñísimas faltas de homogeneidad que presenta el universo en esas fechas, han sido calificadas por Stephen Hawking, famoso físico y cosmólogo. como “el mayor descubrimiento del siglo”23
El Big Bang, la mejor teoría del Universo
Sir Fred Hoyle (1915-2001). Foto de 1972
A partir del descubrimiento de Penzias y Wilson, el Big Bang fue universalmente aceptado por los científicos. Ha servido para cálculos varios (composición del universo en porcentaje de elementos, con éxito experimental; estudio de partículas elementales: electrones, neutrones, etc. en aceleradores de partículas y por cálculo).
Sir Fred Hoyle, en los años 70, al darse cuenta de que la experiencia favorecía la teoría del Big Bang y no apoyaba la del Estado Estacionario, abandonó esta última, en un gesto de honradez intelectual. En 1983, escribió el libro El Universo Inteligente, donde expuso que había descubierto formas de inteligencia que se asemejan mucho a la idea judeocristiana de una inteligencia exterior al universo.23
En estos momentos se está ante un enigma: la expansión del universo, en vez de frenarse, se está acelerando. No se sabe por qué, pero se ha medido con bastante seguridad.
El universo se expande y se enfría. Va a morir por muerte térmica, cuando tenga mucho mayor volumen que ahora, y esté totalmente frío; y si tendrá final también tiene que haber tenido principio, es decir es un ser contingente que señala a otro Ser, no contingente sino Necesario.
El presente del Big Bang
La teoría del Big Bang ha tenido tantos éxitos, que no será abandonada, sino tal vez complementada. El Big Bang ha revolucionado nuestra visión del universo. Considerado hasta el siglo XX como un sistema estático sin comienzo ni fin, desde antes de Platón y Aristóteles, sabemos ahora científicamente que no es eterno. Y como va a la muerte, tiene que haber empezado.
Actualmente, el relato bíblico de la creación del cielo y la tierra goza de un universal respeto, como nunca había tenido antes. Muchos, con Whittaker, vemos en esas “extrañas” coincidencias la huella de Dios Creador. Nada de eso sería posible sin la teoría de la Relatividad Especial y de la General, obras magnas de Einstein.
1 Jaki, Stanley. The Origin of Science
and the Science of its Origin. Scottish Academic Press, Edimburg, 1978, p.
93
2
Ibidem.
3
Ibidem, p.71
4Catecismo de la Doctrina
Cristisna, #296-298.
5 Jaki, Stanley. The Origin of Science and
the Science of its Origin. Scottish Academic Press, Edimburg, 1978,
p.79
6
Ibidem, p.373
7
Ibidem, p.113
8
Ibidem, p.143
9 Jaki, Stanley y otros. Física
y Religión en Perspectiva. Pág.182.
10French, A.P..Relatividad Especial.
Página 177 y ss..
11 Delo E. Mook &...La
Relatividad. Espacio, tiempo y movimiento. Pág. 2
12 Jaki, The Road..., p. 192-193.
13 Orihuel Gasque, Benito.En el
principio creó Dios... pág. 61, nota 3.
14De Sitter: notable físico belga de la
época.
El Big Bang: así se llamó lo que Lemaître había llamado El Trueno
de la gran explosión.
15 Orihuel Gasque, Benito. En el
principio creó Dios... pág. 86.
16Orihuel Gasque,Benito. En el
principio creó Dios... pág. 60. Narrado por Ilia Prigogine, premio Nobel de
Química de 1977, que conocía muy bien a Lemaître.
17 Tresmontant. Cómo se plantea
hoy... pág. 28
18 Tresmontant. Cómo se plantea
hoy... pág. 29
19Tresmontant. Cómo se plantea
hoy... pág. 24
20 Mariano Artigas. Georges Lemaître,
padre del “Big Bang”.Aceprensa,Madrid, 079/95.
21 Orihuel Gasque, Benito. En el
principio creó Dios...Página 83.
22 Jaki, S., Sánchez, C., Janik, J,
Gonzalo, J. & Artigas, M.. Física y Religión en
Perspectiva. Página 140.
23 Orihuel Gasque, Benito. En el
principio creó Dios... página 66.
24 Orihuel Gasque, Benito. En el
principio creó Dios... página 95.
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